¿Qué esperar después de la operación de reducción de estómago? Aquí la respuesta

La cirugía de reducción de estómago  implica modificaciones en el tracto digestivo, cambiando, a su vez, la fisiología de la digestión. Por ello, es imprescindible adoptar una dieta adaptadas a la nueva situación, no solo para asegurar el éxito de la cirugía, sino también para evitar la aparición de complicaciones, que pueden llegar a ser graves en algunos casos. No olvidemos que el propósito de la cirugía de reducción de estómago es que la persona pierda peso, por lo que la dieta tras la intervención estará orientada a conseguir ese objetivo, pero también es de vital importancia que el paciente se someta a un programa de reeducación alimentaria, con lo que, a través de los nuevos hábitos adquiridos, conseguirá que esa pérdida de peso sea progresiva y mantenida en el tiempo a largo plazo.

     Todas las personas que sean sometidas a cirugia de reducción de estómago, independientemente de la técnica utilizada, deben seguir una dieta controlada, la cual comienza antes de la intervención y se prolonga en el periodo tras la intervención, durante un tiempo que dependerá tanto la técnica quirúrgica usada como de las características individuales de cada paciente. 

Durante los primeros días post-operatorio, es importantísimo que se cumplan las normas de alimentación que paute el especialista, tanto para evitar fallos de las suturas, como para prevenir déficits nutricionales y resolverlos si se hubiesen producido.

La persona debe ser completamente consciente antes de someterse a esta intervención de que, en ningún momento la cirugía por sí sola es un tratamiento definitivo para la obesidad y de que no podrá consumir libremente los alimentos que quiera cuando quiera, sino que es imprescindible un minucioso programa de alimentación que debe seguir siempre, con el fin de adquirir los nuevos hábitos nutricionales que asegurarán el éxito del tratamiento, que no consiste sólo en perder peso a corto y medio plazo, sino en mantenerlo a largo plazo.

Nutrición antes de la cirugía de reducción de estómago


Las indicaciones de alimentación previas a la cirugía son muy similares a las recomendaciones generales de una dieta hipocalórica estándar destinada a pacientes con obesidad, y el objetivo es que, no solo no ganen peso antes de la intervención, sino que se consigan perder unos kilos para que el procedimiento quirúrgico sea más sencillo y con menor porcentaje de riesgos y complicaciones. Cuando los pacientes candidatos a cirugía de reducción de estómago no reciben atención nutricional previa, en general, aumentan una media de entre 10 a 30kg durante el tiempo que permanecen en la lista de espera, por lo que será obligatorio mantener  un control médico periódico hasta el mismo momento de la cirugía con el propósito de perder el mayor peso posible para cada paciente.

Hasta un 30% de las personas pueden presentar  hepatomegalia (aumento del tamaño del hígado), lo que dificulta la operación, por un lado porque disminuye la visualización del campo operatorio, y por otro porque es más complicado maniobrar dentro de la cavidad abdominal con el hígado ocupando más espacio de lo normal. Además, el hígado es más susceptible de sufrir roturas durante la cirugía, por lo que aumenta el riesgo de hemorragia. Por todo ello, reducir la grasa hepática y visceral es de suma importancia a la hora de realizar una cirugía segura y fiable.

Con dietas muy bajas en calorías, se puede llegar a corregir este problema. Dietas de entre 400 y 800 Kcal/día, durante 2 a 6 semanas consiguen una reducción del volumen del hígado. 


Nutrición después de la cirugía de reducción de estómago


La estrategia nutricional variará en función de la técnica utilizada a la hora de realizar la cirugía de reducción de estómago, por lo que las recomendaciones de alimentación en cada una de ellas son:

- Técnicas Restrictivas: estas técnicas se basan en crear un reservorio gástrico con un volumen muy pequeño, por lo tanto, el fundamento principal será limitar la cantidad ingerida en cada toma. La dieta tan solo debe centrarse en la restricción de alimentos, pero asegurándose siempre de que el aporte de micronutrientes (vitaminas, minerales, etc) cubra las necesidades diarias recomendadas para evitar déficits nutricionales.

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- Técnicas Malabsortivas: La capacidad gástrica es mayor, por lo que los pacientes apenas tienen restricciones a la hora de ingerir alimentos, sin embargo, al haberse realizado modificaciones en el tránsito digestivo normal, porque se acorta el intestino, la absorción de algunos nutrientes se ve alterada, fundamentalmente la de las grasas. Como consecuencia, cuanto mayor sea el contenido en grasa de las comidas, habrá mayor cantidad de grasa en heces. también habrá déficits de proteínas, hierro, calcio, vitamina B12 y vitaminas liposolubles, por lo que se deben tomar suplementos nutricionales, con el fin de evitar este tipo de carencias, que pueden derivar en alteraciones metabólicas graves.

- Técnicas Mixtas: Estos procedimientos combinan  los dos anteriores, ya que se "elimina" parte del estómago y parte del intestino. Por lo tanto, la dieta deberá estar orientada, por un lado, a restringir la cantidad de alimento, y por otro, a cubrir los déficits nutricionales. Las principales carencias pueden deberse a la falta de vitamina B12, hierro y calcio, que deberán cubrirse con suplementos. Puede producirse  Síndrome de Dumping. El Síndrome de Dumping son una serie de síntomas como plenitud tras la comida, retortijones, náuseas, vómitos, diarrea explosiva, vértigo y debilidad.  

Sea cual sea el modelo dietético propuesto tras la cirugía de reducción de estómago, siempre debe asegurar que los requerimientos de alimentación estén cubiertos. Las proteínas son el macronutriente más importante, ya que, en los primeros días tras la intervención facilitan el correcto cierre de las suturas, y durante el periodo de pérdida de peso, son imprescindibles para conservar la masa muscular, permitiendo que la pérdida ponderal se consiga a expensas de la masa grasa. La cantidad diaria deproteínas recomendada es de 60-80 gr, pero el problema radica en que, durante las primeras semanas, los alimentos con alto contenido proteico, como la carne, el pescado, los huevos, etc, no suelen ser bien tolerados. Si así fuese, se recurrirá a suplementos proteicos en polvo.

Los hidratos de carbono representan más de un 50% del aporte energético diario, siendo las fuentes alimentarias muy variadas. La gran mayoría deben provenir de la fruta y las verduras, pero también se podrán consumir, aunque en menor medida, legumbres, arroz, pasta, pan, etc. Los productos con alto contenido en azúcar, como galletas, batidos, refrescos o dulces, entre otros, están prohibidos, no solo porque aumentan en exceso el aporte calórico, sino también porque facilitan la aparición del Síndrome de Dumping.

La fibra es muy mal tolerada por los pacientes con restricción gástrica, ya que, al no producir suficiente ácido clorhídrico en el estómago, no se consigue digerir bien, y produce una sensación de pesadez y flatulencia. 

Las grasasno deben superar el 25-30% del aporte calórico diario, evitando siempre alimentos de alto contenido graso como embutidos, patés, frutos secos, quesos, fritos, etc. Las grasas son responsables de muchas molestias y complicaciones en pacientes sometidos a cirugía de reducción de estómago, pueden agravar el reflujo gastroesofágico, producen flatulencia, dolor abdominal y grasa en las heces.

El consumo de alcohol, de entrada, está contraindicado. Aporta calorías extras e impide la oxidación de las grasas, favorece el desarrollo de déficits vitamínicos, provoca carencias minerales (fósforo, magnesio, hierro y zinc), ayuda a disminuir la masa ósea y, por si fuera poco, está relacionado con la aparición de graves complicaciones de hígado, pancreas y corazón. Además, la probabilidad de intoxicación etílica es mucho mayor.

Los pacientes sometidos a procedimientos restrictivos deben comenzar ingiriendo volúmenes muy pequeños de alimento, de entre 30 y 50 ml que, posteriormente, y siempre dependiendo de la capacidad de adaptación de cada persona, irán aumentando hasta los 150-200ml. A largo plazo, la medida de referencia que deberán utilizar por toma, será el equivalente a “una taza”. En las personas que han sido sometidas a Derivación Biliopancreática no serán necesarias estas restricciones, pero deberán aprender a comer, ya que la selección de alimentos debe adaptarse a la nueva situación.

El contenido calórico de cada programa dietético es de vital importancia para el éxito del tratamiento. Durante los primeros tres meses no se deben superar las 800kcal/día, y a partir de los 6-12 meses (según el paciente) aumentará a las 1000-1500kcal/día. Durante el proceso de adaptación, el reservorio gástrico va dilatándose paulatinamente, es por eso que cada vez se tolerarán cantidades mayores.

Durante las primeras 6-12 semanas, dependiendo de la capacidad de adaptación de cada persona, se irá aumentando progresivamente la consistencia de los alimentos, comenzando por una dieta líquida completa, y finalizando con una alimentación normal. Para ello se pasa por tres fases:

- Dieta líquida: Se mantiene las primeras 0-4 semanas y tiene como objetivo que las suturas cicatricen completamente para evitar fugas, y que el paciente se acostumbre a ingerir pequeñas cantidades. El reservorio gástrico irá acomodándose poco a poco a los alimentos, por lo que es muy bien tolerada y no produce distensión abdominal, aerofagia, náuseas ni vómitos. 
- Dieta semisólida o puré: Se mantiene las primeras 2-8 semanas desde la cirugía. En esta fase las proteínas provienen de alimentos cárnicos, pescado, huevos y/o jamón, todo ello triturado. También se deben incluir las cantidades adecuadas de hidratos de carbono y grasas, y estos alimentos deberán ser triturados junto con los anteriores para formar un puré tolerable para el paciente. En caso de intolerancia a la carne o el pescado se recurrirá a los suplementos proteicos. En esta fase se podrán ir introduciendo alimentos semisólidos como huevos revueltos, pasados por agua, jamón cocido, yogurt, quesos frescos, etc, siempre bajos en grasas y dependiendo del paciente.
- Dieta normal o alimentación libre: Comienza a partir de las 4-8 semanas. Podrá comer cualquier alimento que considere saludable, lo que significa que será de bajo contenido en grasas y azúcares y rico en proteínas. Se incluyen ya frutas y verduras.

 Durante el primer año se realizarán entre 5 y 6 comidas al día, pero a partir de ese momento se reducirán a 3-4. 

Efectos indeseables de la dieta después de la  reducción de estómago

En el proceso de acomodación gástrica, algunos pacientes sufren síntomas de inadaptación a los alimentos. 

Naúseas y vómitos

Cuando se come demasiado rápido y no se mastican bien los alimentos, cuando se ingiere una gran cantidad de alimento en relación al pequeño tamaño del reservorio, o si se mezclan sólidos y líquidos en la misma toma, el paciente puede presentar náuseas y vómitos. Generalmente son transitorios y desaparecen cumpliendo las recomendaciones nutricionales, pero también pueden aparecer vómitos persistentes. 


Deshidratación

Los síntomas característicos de la deshidratación son cefalea, cansancio, debilidad y visión borrosa, entre otros. La deshidratación es muy frecuente en los pacientes sometidos a técnicas restrictivas, ya que, al ser el reservorio tan reducido, sólo admite pequeñas cantidades de líquidos. Los vómitos y diarreas, además, pueden empeorarla, pudiéndose convertir en un estado de gravedad. Por eso es imprescindible  beber, como mínimo, 2-2.5l al día, siempre en pequeñas cantidades y fuera de la hora de las comidas. 

Diarreas

Las diarreas son especialmente frecuentes en los pacientes sometidos a Derivación Biliopancreática, por la acumulación de grasa en las heces que produce diarrea. Si la diarrea se vuelve persistente, con un elevado número de deposiciones diarias y con afectación de la estabilidad hemodinámica del paciente o de su calidad de vida, la recomendación es revertir la cirugía. 

Estreñiminiento

El estreñimiento está debido a la baja ingesta de fibra y grasa, pudiéndose evitar con una hidratación adecuada y mediante el uso de laxantes suaves. También la fruta fresca, la fruta deshidratada, las verduras y las legumbres, siempre y cuando sean toleradas por el paciente, pueden ayudar a mejorar el estreñimiento. 

Intolerancia alimentaria

Los principales alimentos que pueden producir intolerancia son, en orden de frecuencia, las carnes rojas, las verduras crudas, el pescado, el arroz y los cereales integrales. Los principales síntomas de la intolerancia alimentaria son dolor epigástrico, náuseas y vómitos, y deben seguirse unas instrucciones para ir incluyéndolos poco a poco en la dieta, si bien, algunos de ellos no se toleran durante años.

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